Todo empezó hace treinta años en las vinotecas de Edimburgo. De ahí nos fuimos a aprender en la temporada de vendimias a Portugal, Italia, Francia, Australia, Chile y Nueva Zelanda, antes de aterrizar en España en el año 2003.
Desde nuestros primeros momentos en Aragón nos cautivó su uva autóctona – la Garnacha – el terruño y la calidad tan auténtica de la materia prima. Dimos rienda suelta a nuestra imaginación y decidimos instalarnos aquí para buscar y dar nueva vida a las viejas cepas de Garnacha. Esta ‘misión’ se ha extendida ya al Macabeo: hemos salvado una parcela abandonada que fue plantado en el año 1969.